domingo, 23 de junio de 2013

“El vino argentino no es algo que está de moda”

Paul Hobbs no es Argentino pero a hecho  mucho por la enología en Argentina 


El influyente enólogo defiende al Malbec, una cepa pedida en todo el mundo y que se da en este país bajo condiciones difíciles de imitar. “Hay que seguir plantándolo”, sostiene.

por F. Lancia y G. Flores Bazán vitivinicultura@diariouno.net.ar

Paul Hobbs es uno de los enólogos más influyentes de los vinos del nuevo mundo. Trabajó en Napa Valley en la bodega de Robert Mondavi hasta que a fines de los '80 llegó a Mendoza de la mano de Nicolás Catena Zapata.


Actualmente recorre el mundo como asesor de bodegas pero gran parte del tiempo lo pasa en Mendoza, donde tiene la suya: Viña Cobos.

En una charla íntima con Negocios y economía, brindó sus opiniones sobre el éxito del Malbec y del momento que atraviesa el vino nacional



  • El estilo Paul Hobbs ¿se contagia en todas las bodegas a las que asesora?
Uno tiene un estilo propio, pero yo prefiero que en los vinos se exprese el terroir. 


  • –¿Le gusta ir conociendo nuevas zonas para producir vinos en el mundo?
Mi trabajo es fascinante. En Argentina todos los días hago algo nuevo y se aprende algo distinto; pero también hay otros lugares en el mundo muy interesantes que estoy descubriendo, como Hungría. Un lugar con más de 800 volcanes, que tiene un suelo complicado.

  • –En Mendoza, ¿cual es el terruño más novedoso?
La Consulta y Vista Flores tienen buenas condiciones. Hay mucho trabajo por delante, hay que estudiar la diversidad y cómo producirla.

  • –¿Cómo debería hacer Argentina para no tener tanta dependencia del Malbec, sobre todo en EE.UU.?
Argentina no es algo de moda, sino que posee condiciones especiales que no hay en otras partes del planeta. Además, el Malbec es una cepa pedida en todo el mundo y para ello este país tiene condiciones difíciles de imitar. También tiene otras cepas como el Torrontés, que aunque aún le falta un poco, al igual que el Cabernet Sauvignon, están ganando terreno; y por otro lado, aunque todos conocemos al Malbec, estamos tratando de hacer trabajos especiales con el Cabernet.

  • –¿Tiene el Cabernet Sauvignon argentino la capacidad de competir con los grandes a nivel mundial?
¡Esa es la pregunta! Creo que sí, aunque es muy sensible y complicado. En ese sentido es más fácil hacer el Malbec



  • –¿Hacen falta más hectáreas de Malbec en el país?
Creo que sí. Hay que tener Malbec de Malbec. No podemos defraudar a nuestros consumidores, hay que seguir plantando. Quizás 10 mil hectáreas, como se dice por ahí, sea mucho; porque además tiene que haber más demanda para mantener un precio lógico.

  • –Tras el éxito del Malbec, ¿existe algún miedo de repetir el modelo australiano?
Todo es posible pero yo espero que los argentinos sean más inteligentes que los australianos. En Argentina es parte de la sociedad producir vino. En Australia el vino no es bebida nacional, ellos sólo plantaron para hacer un negocio. Acá hay un aspecto cultural ligado al vino que no existe en todos lados; eso hace que no sólo dependamos del mercado externo sino que el mercado interno es muy fuerte y fundamental para la industria.

  • –¿Como ve al consumidor argentino?
Sabe mucho de vinos. El problema es que es un mercado muy cerrado y no se puede tener la posibilidad de probar vinos de afuera. Eso es un obstáculo. Pero el consumidor es muy inteligente y es muy respetuoso de una buena comida y del buen beber.

  • –Si le tuviese que hablar al consumidor que no lo conoce y decirle cómo es su estilo ¿qué le diría? 
Mi estilo es muy simple: fruta, balance y elegancia; y trato siempre de preservar la tipicidad del varietal, eso es muy importante.

  • Además de resaltar la fruta usted hace vinos con barrica de roble francés y otros con roble americano…
Yo tengo mi estilo propio, pero no es el mismo vino siempre. Cada cliente o dueño de una bodega pone su ímpetu personal. El resultado de un vino es una combinación con cada cliente, no sólo la impronta de uno como asesor sino que tiene que ver muchas variables.



  • Además del Malbec y Cabernet ¿ha tendido contacto con la Bonarda? ¿Qué opinión tiene de esta cepa? 
La veo con muy buen potencial, se está trabajando y hay muy buenos Bonarda. Básicamente la relación precio-calidad de este varietal es lo más destacable. Hace falta que se siga conociendo esta cepa en el mundo, que hay que aclarar que no es el Barbera-Bonarda que se conoce en otras regiones sino que es el Corveau.

  • Respecto a los vinos blancos, además del Torrontés, que es otro de los referentes de nuestro país, ¿qué opinión tiene del Sauvignon Blanc, por ejemplo, o de otras cepas que están en alza?
En el caso del Sauvignon Blanc hay muy buenos exponentes pero la opinión en el mundo sobre Argentina no es favorable en general a los vinos blancos, excepto del Torrontés, por supuesto. Pienso que el Torrontés, que sólo se da en este país, tiene un gran futuro todavía.

  • El gran auge que han tenido los vinos argentinos encuentra similitudes con la expansión que han mostrado otros mercados emergentes de la industria enológica mundial. Sin embargo, los caminos y los logros han sido dispares. Trazando un paralelismo entre los años '70 en Estados Unidos y los '90 en nuestro país hay algo parecido a Mondavi?


Mondavi fue quien inició el camino del vino y el responsable de que se comenzara a hablar de vinos en Estados Unidos y que los americanos comenzaran a amar el estilo de vida europeo. No creo que haya otro en toda la humanidad. Pero en Argentina hay un caso muy particular, que es lo más cercano, y que es Nicolás Catena, quien inició el proceso de la calidad en este país.

  • ¿Hay un estilo definido en la Argentina? 
Somos un poco jóvenes todavía para tener un estilo. Desde los últimos 15 años hay una evolución permanente a la que hay que esperar y analizar. Hay muy buen nivel técnico y es muy fuerte. Es bueno que los técnicos se puedan capacitar. El nivel de recursos humanos con que cuentan es excelente.

  • ¿Qué opinión tiene respecto al desarrollo de la gastronomía durante los últimos años en Argentina, sobre todo acompañando la evolución de los vinos?
Hay un gran salto desde hace 20 años. Sin lugar a duda hay una evolución que ha ido a la par con los vinos. En Buenos Aires hay una gran oferta gastronómica y Mendoza está a la misma altura.

  • ¿Cómo se lleva con otros asesores internacionales que trabajan en Mendoza?
Hay otros asesores que han hecho un protocolo que antes no había, tal es el caso de Michel Rolland, que ha sido muy importante; pero no estamos pendiente el uno del otro, sino que cada uno tiene su estilo propio.


Fuente: http://edimpresa.diariouno.com.ar/2011/07/17/nota277134.html

Me entere de la nota por el Facebook de Daniel Lopez Roca y Aldo Graziani 

“El Malbec recién empieza”

Aseguró el enólogo más influyente


El jefe de Enología de la bodega Catena Zapata, Alejandro Vigil, ha sido elegido por la reconocida revista Decanter, de Inglaterra, como una de las personas más influyentes en el mundo del vino.


Alejandro Vigil (40) es ingeniero agrónomo y enólogo. Es el jefe de enología de una de las bodegas referenciales del país, Catena Zapata. Está casado y tiene dos hijos. Sus vinos son reconocidos internacionalmente. El año pasado la cadena de restoranes Gaucho, de Inglaterra, lo reconoció como el mejor enólogo argentino.


Por G. F. Bazán y F. Lancia vitivinicutura@diariouno.net.ar


Alejandro Vigil acaba de cumplir 40 años y la revista Decanter, de Inglaterra, lo eligió como una de las personas más influyentes en el mundo del vino, tras seleccionarlo en la lista de “Ones to Wacht” (Lo que hay que mirar).

Este es un reconocimiento internacional a su trabajo como enólogo de la bodega Catena Zapata y por ser un incansable explorador de zonas extremas para el cultivo de la vid en Argentina.


Con una destacada faceta mediática, resalta que “comunicar es parte del ejercicio” de los enólogos, pero que “hay que saber manejar la exposición en los medios”. A la hora de hablar de su futuro, aspira a seguir trabajando y afrontando los desafíos como cada día, pero especialmente a compartir la vida con su familia. 

Previo a una gira por Latinoamérica, donde asegura que “tenemos una gran potencial exportador en países como Colombia y México”, Vigil se reunió con Negocios y Economía para hablar de diversos temas de la industria.


  • ¿Qué significa este nuevo reconocimiento?
Me parece que lo que intentan estos reconocimientos no es jerarquizar a una persona sino a una región. En este caso es para toda una generación de enólogos que estamos trabajando en lo que se denomina vinos de terroir y en la identificación del carácter argentino. Esto nos potencia, no sólo a la industria y a la región, sino a todo lo que está alrededor, especialmente el turismo.


  • ¿Qué posición tiene Argentina hoy en el mundo del vino?
El vino ha logrado mantenerse independiente de los vaivenes que sufre el país. Hace 11 años viajé a Estados Unidos, fui a una bodega y me encontré con su enólogo. Lo primero que le sorprendió fue que hacíamos vino, lo segundo que no hablamos portugués y que nuestra capital no era Río de Janeiro, y cuando le dije que llevamos 200 años haciendo vino fue la sorpresa mayor. Ahora cuando voy a Napa Valley saben qué es el Valle de Uco, conocen muchas marcas, reconocen personas. Hemos avanzado muchísimo, pero hay que seguir trabajando.


  • ¿Y con el mercado interno qué pasó?
Evidentemente se transformó, nunca vamos a saber si es para bien o para mal. En el final de la historia uno se entera. Hay un crecimiento leve y sobre todo en los últimos años que hemos logrado competir con la cerveza. Pero hay que seguir informando al consumidor, que si se va especializando tiene más herramientas para entender las diferentes variables que tiene el mundo del vino. Eso sin dudas es trabajo de las asociaciones gremiales o asociaciones de bodegas, de lograr educar.


  • Muchas veces el consumidor se pregunta porqué varían tanto los precios de los vinos…
En los últimos años existía una brecha importante entre lo que se exportaba y el mercado interno y eso se ha ido modificando o achicando. De todos modos, el precio del vino está conformado por una serie de valores, que hoy el 60% pasa por la mano de obra y es muy complicado, porque hay un aumento de este costo todos los años. Un vino tendría que haber aumentado en los últimos cinco años más del 150%. También el precio de la uva y el uso de la madera, es decir, la guarda que tiene el vino. Eso tiene un costo financiero grande, lo cual muchas bodegas han optado por sacar el vino joven, casi sin paso por madera.


  • ¿Esto explica la diversidad de precios de un Malbec, por ejemplo, donde hay de $25 y otros de $150?
Eso es una gran ventaja para nosotros. Porque al final lo que va identificar el precio va a ser la zona. Estamos hablando a largo plazo en la industria vitivinícola. En Mirador, Rivadavia, por ejemplo, uno encuentra un Malbec más casual, rico, liviano y por otro lado, vamos a encontrar otro de poco rendimiento en Eugenio Bustos, donde quizás se cosecha cada dos años y eso irá determinando los precios. No tiene que ver con mayor o menor calidad. La calidad debe estar en todos los segmentos.


  • ¿Qué otra cepa debería acompañar al Malbec en la promoción del vino argentino?
Creo que deberíamos ponerle apellido al Malbec, La Consulta, Gualtallary, El Mirador, entre otros. Hay que profundizar el trabajo en las zonas para que surjan los varietales que mejor se adapten para acompañar al Malbec. Pero hay que tener paciencia, porque al mundo ya le podemos mostrar grandes cepas como el Cabernet Sauvignon, el Cabernet Franc y el Chardonnay. Hay que profundizar la identificación geográfica y por otro lado, el mercado también va ir marcado la tendencia. Es difícil ponerse en contra del mercado, pero el Malbec recién empieza.


  • ¿Es negocio el mundo del vino? 
El que invierte sabe que durante muchos años va a pérdida, hasta que logra desarrollar un mercado. Las bodegas que viven de vender vino atraviesan años que tienen buenos márgenes y otros que van a pérdida. Tener viñedos no es rentable, sobre todo en la alta gama. Las estadísticas de ventas de vino argentino de precios altos (por arriba de U$S300) no superamos las 3.000 cajas. Eso para todo el país es nada, la rentabilidad es muy pequeña. La industria vitivinícola históricamente ha sido así.


  • ¿Cómo ve el futuro para los pequeños bodegueros en ese escenario?
Sin lugar a dudas son las partes más afectadas en esta coyuntura donde su base de venta estaba en el segmento debajo de los U$S35 la caja. El mayor afectado es el productor de uva porque todo se adecuaba a una ecuación real donde la calidad como tal nunca se pagó y segundo que la uva de esa calidad que necesita la industria es una pequeña producción del total. Según las estadísticas de ventas, tanto de exportación como de mercado interno, los vinos de alto precio que se venden son muy pocos. Yo no veo otra posibilidad que no sea la integración de las pequeñas bodegas, donde bajen las estructuras y aúnen costos. Se puede unificar desde la compra de insumos hasta el manager de exportaciones, hay que servirse de la coyuntura para formar este proceso integrador y cuando tengamos un dólar distinto van a ser mucho más competitivos. Tienen que trabajar sobre su marketing porque el mundo lo esta buscando: el vino garaje o de pequeños productores de alto vuelo y a partir de allí, armar su pirámide al revés.


  • ¿Qué le permite El Enemigo, su propio emprendimiento?
Es una sensación de libertad total, que lo peor que me puede pasar es no vender el vino. Está muy bueno, uno puede probar ciertas cosas y no necesariamente tienen que ser exitosas. Pero después de eso no hay una diferenciación, trato de hacer lo mejor con la uva que llega a la bodega como hacemos con los demás vinos.


  • Usted pertenece a una nueva camada de enólogos que tienen muy alto perfil ¿Cómo lleva la relación con los medios?
Cuando uno decide comunicar es parte de un ejercicio. Sobre todo del lugar que yo lo puedo hacer, que no es profesional. No estoy arriesgando mucho, pero tiene que ver con comunicar con lo que uno hace, especialmente para que sea más tangible para el consumidor de vino. Y esa interacción me ayuda a crecer como profesional. La exposición tiene cosas muy buenas y muy malas; pero cuando uno se expone tiene que saber manejarlo. Cuando uno abre la puerta entra todo el mundo. De todos modos hay que saber encontrar los límites para no caer en un precipicio.


Fuente: 

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domingo, 16 de junio de 2013

Alejandro Vigil, entre las personas más influyentes según Decanter

“Es un reconocimiento no solo a mí sino a toda la gente que está haciendo grandes cambios en la industria”


El enólogo principal de Catena Zapata se ubicó dentro de la lista "Ones to Watch" (los que hay que mirar) de la revista especializada en vinos de Inglaterra.

Decanter publicó en su último número la lista "Ones to Watch", que incluye a todas aquellas personas que más influyen en los vinos que los consumidores ven a diario. 

En este repertorio, Alejandro Vigil, enólogo principal de Catena Zapata, fue seleccionado junto a otros referentes del momento como Antonio Galloni, Daniel Johnnes, Edouard Moueix y Patricio Tapia.



En la revista destacan: "Alejandro Vigil: Enólogo Pionero de la bodega mendocina Catena Zapata, incansable explorador de zonas extremas para el cultivo de la vid en Argentina. Alejandro es uno de los enólogos sudamericanos más reconocidos internacionalmente". 


¿Qué significa para vos este reconocimiento

La verdad que estar entre las personas que tiene que ver el mundo del vino, y dentro de las 50 personas más influyentes, es una gran sorpresa y alegría. Pero además, es un reconocimiento no solo a mí sino a toda la gente que está haciendo grandes cambios en la industria de Argentina. En lo personal es muy importante, pero también esto quiere decir que el mundo está viendo al país y a sus vinos, posicionándonos cada vez más. 

¿De qué manera se la reconoce a Argentina?

Lo más importante es el posicionamiento y fuerte reconocimiento que hemos logrado en el último tiempo con los vinos de alta gama. Además, comenzamos ha hacer un camino de vinos de terroir y regiones, que de a poco se van viendo los resultados. 

¿Cuáles son tus desafíos y expectativas?

Seguir trabajando y seguir educando y aprendiendo sobre la idea de la identificación geográfica, zonas de Argentina y regiones.  En este sentido, busco seguir por el camino en pos del terruño y de subregiones y regiones.

¿Cómo continúan tus proyectos personales?

El Enemigo va en el camino de mis ideales, y el de identificar zonas y subregiones, y principalmente en el de hacer foco en el cabernet franc, desarrollar sus características que nosotros creemos que son distintivas. 

¿Cómo crees que continuará este año, en relación a la coyuntura vitivinícola? 

Hoy estamos pasando una coyuntura fuerte dado por el retraso cambiario y estamos buscando las herramientas para pasar este momento. Creo que este año creceremos,  pero de manera muy paulatina. Igualmente, lo importante es que hemos logrado posicionarnos en los mercados con la caja de 70 dólares para arriba, lo que quiere decir que estamos desarrollando una vitivinicultura de calidad. 

Autor: Laura Saieg


lunes, 3 de junio de 2013

Muchos mas Wine que Rock


Marcelo Pelleriti forjó su fama a puro vino. 

Desde monteviejo, y bajo la tutela de su maestro Michel Rolland, supo hacerse escuchar. 

Primero a través de las copas, y luego con su guitarra. 

Apasionado por los vinos, y también por la música acaba de lograr un hito para la enología argentina: fue el primer winemaker local en alcanzar los 100 puntos de la máxima referencia. 

Hoy, su sello, aparece en varias etiquetas de diversos terruños.

Es difícil saber si le gusta más tocar la guitarra eléctrica o hacer vinos, ya que uno lo ve siempre en momentos de distensión, y con vinos de por medio. 

En ese contexto, en el cual el vino es el protagonista, y muchas veces también la comida, se habla de todo. 

Recientemente pasó por Buenos Aires y, parafraseando con el ámbito musical, se presentó en distintos escenarios. 

Porque además de ser el enólogo de Monteviejo desde el vamos, la primer bodega del Clos de los Siete, hoy asesora a otros emprendimientos de diversas zonas, al suizo Dieter Meier y sus vinos Puro, mayormente de Agrelo, a Algodón Estate de San Rafael y a Pancho Lavaque de Cafayate. 

Además, le queda tiempo lanzar sus propias etiquetas (Sol Fa Sol y Marcelo Pelleriti Reserva). 

Pero claro, es difícil verlo entre viñas o en medio de las barricas en plena fermentaciones y microvinificaciones, porque hay que viajar hasta su bodega, al pie de la Cordillera. 

Y es así que, lejos de su hábitat natural, el se deja llevar por sus vinos y sus vinos lo llevan a compartir su otra pasión: la música. 

Que quede claro, el es uno de las grandes enólogos argentinos, y un guitarrista aficionado. 

Pero algo bien debe tocar ya que en la 3er edición del Monteviejo Wine Rock convocó a más de 1000 personas y a bandas de la talla de Catupecu. 

También la música le permitió codearse con figuras de la talla de Pedro Aznar quien cayó rendido a sus pies, y está elaborando su propio vino junto a Marcelo. 


Son numeroso los vinos que hoy llevan su impronta. 

En algunos se siente mucho más su mano, simplemente porque viene trabajando desde hace más tiempo. 
Como por ejemplo en los vinos que elabora en Francia: Ch Le Gay, Ch La Violette y Ch Montviel, entre otros. 
Con los dos primeros logró 99 y 100 puntos de Robert Parker, con todo lo que ello implica. Primero porque Parker es la referencia mundial por excelencia y segundo por ser el primer nativo en lograrlo. 

Es cierto que no fue con un vino argentino, pero por algo se empieza. 

Esto comprueba que si hay terruño, factor humano hay de sobra, y la excelencia se puede alcanzar.

Marcelo busca, y en cada lugar sabe que puede encontrar. 

Lo logró en Pomerol, y su nombre hoy está a la altura de pocos. 

Lo demuestra hace diez años en Vista Flores; y con su Lindaflor Malbec ha logrado marcar una referencia para nuestro cepaje estrella, la cual superó con su versión La Violeta. 

En Salta y junto a José Luis Mounier, está siendo parte del renacimiento de Félix y todos los vinos nuevos de Pancho Lavaque, como el Vallisto. 

Con el suizo Dieter Meier, otro artista, lo une una química especial y ya en sus vinos empezó a meter mano y se va a notar. 

Hoy llega el Malo, un buen Malbec con su sello. 

Y también hay que prestar atención a los de Algodón Estate; y su nuevo Malbec Bonarda es un buen ejemplo de lo que el propone. 

No busca ni cambiar la filosofía de su colega residente, ni mucho menos influir en el terruño para cambiarlo, sino más bien aplicar su know how para que se exprese cada vez mejor en las botellas.

A veces (quizás) no queda claro si su pasión por las guitarras lo puede más que sus vinos. Pero no, su hobby es el rock y es por ello que cuando está distendido, lo pone sobre la mesa y lo comparte. 

Pero cualquiera que esté a su lado va a encontrar a un personaje que lleva el vino bien adentro, y que trabaja para ser parte de esta revolución que vive la industria local. 

Y más allá que Marcelo ya tenga un estilo propio; que para algunos puede no ser tan propio sino mas bien compartido; lo que queda bien claro es que él ya es parte viviente de esta historia y que cada año lo demuestra con hechos…, o mejor dicho con vinos.

Fuente: 

"Tito": La última gran travesura de Sebastián Zuccardi, con el sello de La Consulta


El enólogo de Familia Zuccardi alumbró una de las que será las etiquetas del año. Vinos & Bodegas lo degustó y te cuenta por qué 

Uno de los enólogos que viene luchando a capa y espada en contra de la "commoditización" del vino es Sebastián Zuccardi. 
Desde la bodega Familia Zuccardi, y siguiendo la tradición innovadora que -según él mismo relató-, heredó de su propio abuelo, viene haciendo un trabajo diferenciador, poniendo un categórico acento en la importancia de limitar y comunicar los distintos terroirs micro terroirs de Mendoza. 
Pero su búsqueda por lo distinto también lo lleva a experimentar con distintas técnicas de vinificación y hasta probando la amalgama de variedades que, a priori, difícilmente podrían mostrar compatibilidad
La diferencia entre experimentar sin una pauta clara y experimentar con ansias de alumbrar algo realmente bueno y nuevo es lo que, en este caso, diferencia a Sebastián Zuccardi.
Investiga, prueba, experimenta y si supera las expectativas, entonces recién ahí embotella y comercializa. 
Y es así como alumbró uno de los vinos que seguramente está llamado a posicionarse entre los más interesantes del año. 
No es para menos: en un contexto en el que los lanzamientos se multiplican y la tónica usualmente se mueve dentro de parámetros bastante similares, Zuccardi dio con un vino realmente distintoTito, una etiqueta diferente desde su concepción y que tiene como eje conductor el hecho de estar elaborado 100% con uvas de La Consulta, en el Valle de Uco.
"El nombre viene de mi abuelo, que es el fundador de la bodega. El, en un principio, no venía de la industria vitivinícola, tenía una empresa constructora. Pero siempre fue innovador y creativo. De hecho, diseñó un sistema de riego que marcó un punto de inflexión en su época", destacó Sebastián Zuccardi. 
"El siempre nos decía que podía darse el gusto de hacer lo que quisiera porque no había estudiado agronomía. Se sentía libre para experimentar y romper los límites", recalcó el enólogo. 
Así las cosas, llegó el tiempo de rendirle un homenaje con un vino. Y, manteniendo la estirpe de su abuelo, la idea era que fuese innovador. 
Por un lado, cabe destacar las variedades que lo componen: se trata de un blend que conjuga70% Malbec, 20% Cabernet Sauvignon8% Caladoc (que resulta de un cruce entre Malbec y Grenache) y 2% de... Chardonnay.
"El Chardonnay le imprimió un sello diferente. Hicimos distintas pruebas y no podíamos creer cómo siempre el corte que incluía esta variedad terminaba resaltando mucho más, especialmente en nariz", explicó el enólogo.
El otro punto interesante es que parte del Malbec fue elaborado con el escobajo, es decir, el racimo entero.
"Esto lo hicimos para lograr una buena frescura y darle longevidad al vino", sostuvo, para luego agregar que "el hecho de sumar Caladoc o experimentar con una cepa blanca fue todo un proceso de búsqueda". 
Vinos & Bodegas se encontró con un vino con una aromática compleja, de la mano de una nariz sumamente expresiva, donde se destacan las notas de mermeladas de frutos negros, como zarzamoras, trazos florales y notas leves de especias, a lo que se suman toques ahumados, heredados por su paso por barricas de roble francés desde primer hasta cuarto uso. 
El punto fuerte también está en boca: entra caudaloso al paladar, exhibiendo buen cuerpo y balance y con andar jugoso, de la mano de taninos bien pulidos. La acidez le aporta frescura, al tiempo que lo vuelve vibrante.
Esto es resultado de una visión clara y precisa de lo que puede ser un vino moderno world friendly, es decir, una comunión muy bien lograda entre frescura y elegancia. Todo esto lo lleva a ser una de las sorpresas del año. 
Para esta primera añada (2010) y que sale al mercado a $220, se elaboraron unas 8.100 botellas, en tanto que para la 2011, se produjeron unas 9.500, de modo que son partidas muy limitadas. 
El cambio que tendrá esta última cosecha es que sustituyeron Caladoc por otra variedad poco familiar para los argentinos: Ancellotta, una cepa con la cual ya tienen experiencia, dado que la vienen comercializando desde hace tiempo bajo la línea Textual. 
Zuccardi destacó que "dependiendo el año, la fórmula podrá ir variando. Lo que no va a cambiar es la búsqueda de expresar las características propias del lugar y la filosofía innovadora del vino". 
Consultado por Vinos & Bodegas, el enólogo se mostró sumamente satisfecho por el resultado del vino: "No ha parado de crecer en botella. Desde hace un año que vemos que evoluciona muy bien, ganando en frescura y elegancia, tanto en nariz como en boca. 
A la hora de disfrutarlo, Zuccardi recomendó no decantarlo, sino servirlo directamente en la copa y darle su tiempo. Tito lo merece. 
Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas - vinosybodegas@iprofesional.com 
Fuente: 

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